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3 de noviembre de 2006

La reflexión de hoy


En primerísimo lugar, mi agradecimiento y amistad a todas y todos quienes me han felicitado con motivo del cumpleaños. Siempre es padrísimo sentir su cercanía y su amistad.
Recientemente hablé con el buen Apolo y ya me he enterado de la razón por la que algunas personas atacan a este benemérito espacio.

Estoy averiguando otras opciones para que no estemos expuestos a esas agresiones, y asegurar que todos sigamos disfrutando de todo el material que nuestro "Web Master" ha recopilado y puesto aquí a disposición del respetable, así como del espacio que nos permite convivir.

Hay un par de preguntas de ustedes en relación con el mito ese del "amero". Es rápido y fácil de aclarar.

Según lo que he podido averiguar, se trata de una "moneda norteamericana", que estaría en uso en Canadá, EUA y México, con la característica de estar respaldada por oro.
Como seguramente ustedes saben, hasta los años 70 del siglo XX, el dinero estaba respaldado por metales preciosos. Por eso, el precio del oro era fijo, así como las diversas paridades de las monedas fuertes y efectivamente respaldadas. Sin embargo, en esos años se abandonó lo que se llamaba "patrón oro", por varias razones, entre ellas, que muchos gobiernos querían tener la libertad, o abuso de libertad, más bien, de imprimir todo el dinero que necesitaran. Claro, eso provocó grandes inflaciones en diversos países, entre ellos el nuestro, y así nos fue.
Sin embargo, la razón de fondo por la que tener un respaldo en metálico, o para el caso, en cualquier símbolo de riqueza material, como es el oro, es que la inmensa mayoría de la riqueza que producimos hoy en día, es intangible; la producimos a partir del conocimiento, de la información que debidamente procesada se convierte en servicios, productos, conocimiento aplicado que genera bienestar, comodidad, satisfactores en gran diversidad de campos de actividad económica.

Así que no es posible pensar que una moneda nueva, se base en algo tan anacrónico como el respaldo en metales. Eso por un lado.
Por el otro, resulta que no es necesario crear una divisa nueva. Para qué, habiendo dólares. El mundo entero usa dólares: en reservas, en precios de referencia, en fin. ¿Qué necesidad de inventar una nueva? Realmente, no hace falta.

Así que nada de "ameros", ni cosa por el estilo.
Hasta la próxima, reitero mi agradecimiento por sus atenciones, como siempre, un abrazo.

Enrique Vigil H

Lunes 3 de Noviembre de 2008.
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