Por I February 27, 2015 I 1:15 am
Resulta increíble que cada vez que tenemos algo que festejar en México, nos pongamos a discutir de un tema distinto, que tratemos nosotros mismos de desviar el momento de alegría a otros de crispación, de discusión, de rencor. Un ejemplo claro fue el que se ha vivido con el enorme éxito de Alejandro González Iñárritu, quien habiendo ganado tres premios Oscar la misma noche -algo nunca vivido por alguien relacionado al Séptimo Arte en nuestro país- terminemos hablando del mal gobierno, de la corrupción.
Con razón o no, las palabras del Negro ocurren en el instante mismo del éxtasis del triunfo total, equivale a que en medio del festejo de campeonato del mundo el seleccionador alemán en el Mundial de Brasil aprovechara el espacio para pegarle con todo a Angela Merkel. Son tan pocos los momentos en donde se mezclan las palabras México y buenas noticias que quizás debamos aprovechar estos momentos de inercia positiva en lugar de terminar desviando el tema y enviando notas negativas al exterior.
Tal fue el coraje que le dio al folclórico Donald Trump por el triunfo de González Iñárritu en los Oscar -que junto con Cuarón aplicó el famoso “espalda con espalda”, que le llaman en el béisbol, cuando después de un cuadrangular pegan otro, pero como mejores directores de cine- que, envenenado, terminó haciendo el ridículo con declaraciones en el sentido de no invertir en México porque es un país de tramposos.
Primero cuestionó sobre quién era ese mexicano que subía y subía por estatuillas, que ni que fuera tan buena esa película y cuando nadie lo peló terminó gritando lo ya comentado. Al parecer Donald Trump salió muy raspado en un proyecto inmobiliario que quiso hacer en México, la demanda que menciona se refiere a una que se le impuso en 2009 por ciudadanos de California por un presunto fraude donde el proyecto Trump Ocean Resort Baja esfumó 32 millones de dólares, antes de abandonar la construcción que inició en 2006 sin dar enganches ni pagar a inversionistas estadunidenses. Toda una joya el empresario de “pelo color clamato” que ha vivido rodeado siempre con broncas y negocios turbios, ni caso hacerle, pues…
El que ya necesita a alguien como lo fue Rubén Aguilar con Vicente Fox durante parte de su sexenio -aquel que le arreglaba lo que supuestamente no comunicaba- es el papa Francisco. Ahora, según Federico Lombardi, no dijo lo que dijo o más bien, sí lo dijo pero no lo quiso decir; en fin, que menudo patinón metió el extrovertido sumo pontífice que con el tiempo entenderá que ya no es más un obispo de Buenos Aires que podía expresar lo que fuese y no pasaba nada, ahora es el líder de más de mil 200 millones de católicos en todo el mundo y no puede trivializar comentarios ni pretender ser un papa “campechano y dicharachero” todo el tiempo; no debe estigmatizar a una nación como la nuestra refiriéndose al hecho de permitir que el narco se apodere de muchos sectores como “mexicanizar”, como tampoco se puede referir nadie a la pedofilia como “vaticanizar”; sin duda un error muy grande del Papa que quizás olvide que México es la segunda nación con más católicos en el mundo.
Ya para terminar sólo evidenciar a quienes quisieron reventar el Abierto Mexicano de Tenis al intentar llegar hasta sus instalaciones para seguir desestabilizando y golpeando el clima social del país; lo bueno fue que los propios maestros denunciaron a una líder de la CETEG de haberlos engañado, cuando no existía ni junta ni falta a la palabra por parte del gobierno federal, como pretexto para llevarlos al Aeropuerto de Acapulco, pasando, claro, por las instalaciones del hotel en donde se lleva a cabo el torneo. Casi termina en tragedia y por fortuna no lo fue tanto; lo que sí quedó claro fue el descaro de estos líderes que responden seguramente a otros que lo único que buscan es dañar la imagen de México para luego ponerse ellos en el poder.
FUENTE: 24 HORAS
