En todo aborto muere más de un ser humano. Sí: en el aborto, aunque muchos cierren los ojos, no sólo muere el hijo (pequeñito, quizá minúsculo) que vivía en un lugar caliente y seguro. Muere un poco, y no sólo un poco, el corazón de una madre. Muere, o queda gravemente herida, la vocación de un médico o de algún enfermero. Estaban llamados a servir y proteger a los débiles y un día, quién sabe por qué, empezaron a practicar abortos. Muere también la conciencia de la sociedad, que quizá permite legalmente el que inocentes, embriones o fetos indefensos, puedan ser eliminados.
Lo mejor que podemos hacer para rescatar a una mujer que ha abortado es ayudarle a decir abiertamente lo que siente, sin miedo. Ha permitido, ha provocado, la muerte del hijo. ¿Todo termina ahí? No: todo comienza ahí.
El inicio de una purificación de la conciencia, de un cambio radical, se produce cuando llamamos a las cosas por su nombre, cuando reconocemos nuestras responsabilidades, nuestros defectos, nuestros delitos. El mundo está lleno de ladrones que no sólo creen que son inocentes, sino que incluso presumen de sus grandes “hazañas”. El mundo está lleno de políticos que no dudan en hacer trampas para ocupar un cargo público, y que incluso consideran que esto es parte del “sistema”. Pero cuando un ladrón, un día de sol o de lluvia, reconoce abiertamente, con sencillez, que ha cometido un robo, que ha sido injusto, puede rescatarse para la sociedad, puede empezar a cambiar a fondo.
En la actualidad, nos encontramos con países y gobiernos que han cerrado los ojos al drama del aborto, un auténtico crimen de seres inocentes. En algunos lugares se ha establecido todo un sistema de leyes, de procedimientos médicos, incluso de asistencias psicológicas, para que el aborto pueda ser llevado adelante sin grandes traumas. Mientras, su verdad dramática queda oculta, incluso con toda una terminología que llega a convertir al hijo en “producto de la concepción”, un “preembrión” o un conjunto de células sin mayor valor que el que pueda tener una verruga en la cara...
Pero mil leyes no pueden convertir en derecho (algo recto, algo justo) lo que es un delito. Ni pueden acallar esa voz interior que susurra, a veces que grita, que ese niño, que ese hijo, tenía derecho a vivir.
Quiénes mueren en cada aborto Esteban Arce Matutino Express Estaca Riveramelo FOROtv Ingid Tapia
Diariamente el señor Arce lanza dardos envenenados contra diversas personas impunemente. En su programa se presenta o más bien se desnuda la vida íntima de diversas personas relacionadas con el espectáculo, desde cantantes hasta actores, dando a conocer a quien lo ve, asuntos que no son de la incumbencia más que de quien lo vive. ¿Cómo se atreve a hablar de esta manera, colocándose el uniforme de cruzado moralista? ¿No se da cuenta el señor Arce de la maldad que denota la presencia de la llamada "Virgen" de Guadalupe en su escritorio, una de las mil alcancías de que se vale la Iglesia Católica, pésima representante ante sus seguidores del cristianismo; no obstante que le he escuchado hablar en contra de lo que se conoce como el "conocimiento mágico"? ¿Quién, mediante una estatua, puede torcer o desviar los designios del único y verdadero Dios existente en el universo, amo y señor de la naturaleza, de la ciencia y todo lo demás? ¿Por qué tratar de opacar al Supremo con una figura descendiente de la gran mentira inventada por "San" Lucas de que la madre de nuestro hermano mayor y Gran Maestro, Jesús, llamado también Cristo, fue concebida por Dios y que quedó encinta siendo virgen, lo cual es por demás irrisible e irrisorio, aprovechado muy bien por la madre de Constantino para sacar el dinero de los ignorantes e incautos que caian en las redes de la Iglesia en cuestión? Si Dios no quisiera que existiera el aborto, simple y sencillamente este no existiría. Ya basta de estupideces dignas de un Cardenal, como ese que mintió y levantó falsos, en contra de sus diéz mandamientos, inventando que Ebrardt - quién tampoco es muy de mis confianzas-, "maiceó" a los jueces de la Suprema Corte. Ya dejen de ponerse de acuerdo para fastidiar al prójimo y dejen que cada quién haga lo que quiera con su cuerpo y su alma. Decía El Maestro: ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el propio. Me cae bien Esteban Arce, lástima que sea tan inculto y que esté tan influenciado por ritos tan retrógradas. Heredero directo del famosísimo Torquemada, de tan ingrata memoria.
ResponderBorrarEstimo mucho al Sr. Arce, estoy de acuerdo en sus comentarios y sentimientos. Solamente una reclamación, que por favor lo saquen a la calle un poco por que lo que hablo de la terminal dos del aeropuerto NO TIENE RAZÓN, necesitamos que viaje un poquito.
ResponderBorraraparte es muy latoso tener que esperar a que termine el programa anterior para poder informarse y divertirse en su programa(sin tener que disfrazarse para decir verdades. Saludos Cariñosos.
Antonio Berumen Jimenez
muy buena la columna, yo voto por no al aborto
ResponderBorrarcorran al pendejo del estaca me cai en en la punta de la 78899 es mucho pedir o que nadie lo quiere no respeta a san martan que es su padre tiene mas neuronas una vaca que el estaca es un tarado y ya no vere el programa si no lo corren
ResponderBorrarpuse telecable en el taller para escuchar a esteban y cuando no esta el estaca suy tan felis.ahora ya no voy a pagar el telecable el programa ya no se parece nada a lo que era loco mundo.ya ni el burro salvara al programa,bueno al menos que pongan a luis miguel y quiten a la basura toxica del estaca
ResponderBorraresteban que onda oye te tengo una mencion para tu programa acerca de un problema aca en naucalpan donde te puedo mandar un correo para que mandes al reportñero
ResponderBorrargracias Esteban por desinformar y sacar de contexto la realidad, con ello logras fomentar la ignorancia, acrecentar los miedos y los complejos y mantienes a la borregada en la taruga. BIEN POR TI ASÍ TIENES MAS ESCLAVOS PARA TUS EMPRESITAS. SIGUE UTILIZANDO LA RELIGIÓN COMO ESTANDARTE
ResponderBorrar